Beneficios del ayuno intermitente

En la actualidad, múltiples investigaciones han descrito beneficios importantes gracias a la práctica del ayuno intermitente. 

A continuación, se presentan los principales:

Pérdida de peso: 

Luego de 12 horas de ayuno, el cuerpo entra en un estado metabólico llamado cetosis, en el cual utiliza grasa y cetonas en lugar de glucosa (azúcar) como fuente principal de energía.

El hígado almacena glucosa en forma de glucógeno, luego de 8 horas sin ingesta, estas reservas se vacían y comienza un proceso llamado gluconeogénesis (el hígado sintetiza glucosa a partir de aminoácidos provenientes de proteínas), pero no satisface las necesidades del cerebro, que requiere un suministro constante de energía. Por esta razón se produce la cetosis, la cual brinda una fuente de energía alternativa para el cerebro. El hígado produce cetonas a partir de las reservas de grasa corporal (tejido adiposo). Tanto la gluconeogénesis como la cetosis, se dan cuando lo niveles de glucosa e insulina disminuyen durante el ayuno. Por esta razón se da una pérdida de peso, ya que el tejido adiposo se utiliza como energía.

Retraso del envejecimiento: 

Luego de 16 horas de ayuno, se da un proceso llamado “autofagia” el cual permite a las células enfrentarse a situaciones adversas y deshacerse de los desechos y componentes dañados, permitiendo reciclar componentes moleculares no dañados, mientras se reduce temporalmente la síntesis global de proteínas para conservar energía y recursos moleculares. Por medio de este mecanismo, el organismo se libra de proteínas inservibles e impide que se acumulen y den origen a patologías como el Cáncer o el Alzhéimer. Es un proceso que renueva a las células constantemente. Esta vía está sin explotar en personas que comen en exceso o son sedentarias.

Reducción de la inflamación:

Se sabe que la restricción calórica mejora los síntomas de las enfermedades inflamatorias y autoinmunes. Aunque los mecanismos no están del todo claros, se observa una reducción del número de monocitos (células que causan inflamación) en sangre y su actividad, esto se debe a una menor presencia de glucosa y proteínas provenientes de la dieta.

Resistencia al estrés: 

Exponer al cuerpo a periodos de ayuno de forma repetitiva, lleva a generar respuestas adaptativas y duraderas, que brindan resistencia a situaciones posteriores. Durante el período de restricción energética, las células adoptan un modo de resistencia al estrés mediante la reducción de la señalización de la insulina y la síntesis general de proteínas. El ejercicio mejora estos efectos del ayuno. Al recuperarse del ayuno (comer y dormir), los niveles de glucosa aumentan, los niveles de cetonas disminuyen significativamente y las células aumentan la síntesis de proteínas, experimentando crecimiento y reparación. El mantenimiento de un régimen de ayuno intermitente, particularmente cuando se combina con ejercicio regular, da como resultado muchas adaptaciones a largo plazo que mejoran el rendimiento mental, físico y aumentan la resistencia a las enfermedades. Las células de todo el cuerpo y el cerebro muestran una función mejorada y una gran resistencia a una amplia gama de acontecimientos potencialmente dañinos, incluidos aquellos que involucran el estrés metabólico, oxidativo y traumático.